martes, 24 de noviembre de 2009

LAS ESCUELAS DE NUESTROS DÍAS, EL MAESTRO DEL SIGLO XXI


INTRODUCCIÓN
El panorama actual de las escuelas de educación básica, ofrece distintas realidades que cada día se viven dentro de las aulas, realidades que son el reflejo de la sociedad en la que está inserto el alumno. Asistimos a una era de la comunicación y la información, a un momento histórico permeado por la diversidad respecto a los modos de vida de una sociedad en constante cambio.
A las escuelas, asisten menores con diversas creencias religiosas, diversos estratos sociales, y procedentes de círculos familiares de estructuras distintas; en los que han adquirido y construido sus primeros referentes.
Esta diversidad observada al interior de las aulas genera situaciones que influyen en la dinámica de grupo.
Desde el alumno que trae consigo, la arraigada doctrina propia de la religión que se practica en el hogar, hasta las marcadas diferencias sociales entre los padres de los alumnos que impiden realizar actividades en apoyo a las tareas de los estudiantes.
Los múltiples tipos de familias de las que provienen los alumnos, es quizá uno de los aspectos que más influyen en la vida escolar, pues el actuar de los alumnos es precedido por los valores y actitudes que viven y que han construido en su entorno familiar.
Ser docente en los albores del siglo XXI, implica una compleja responsabilidad, empezando por el reconocimiento de la diversidad en todos los sentidos, religiosa, familiar y por lo consiguiente, de modos de vida. Considerar las diferencias como una oportunidad para el diálogo, para la convivencia y saberse elemento fundamental para mediar el intercambio de ideas que conduce al aprendizaje es tarea del educador. Y ello, implica el diseño de estrategias especializadas para cada situación. Además, la urgente necesidad del encuentro periódico con especialistas en materia de familia y psicología, y no solamente con los docentes frente a grupo, sino con el total de los actores que conforman la compleja organización de una escuela.

El mediador no trabaja en la zona de confort del alumno: en lugar de insistir en trabajar con el conocimiento o la habilidad ya consolidada, se trabaja con materiales, actividades y conceptos que implican un esfuerzo cognitivo para el alumno. (Klinger,C y Vadillo,G. 2000 P.35)
Escuela Galeana, un acercamiento
A simple vista, la escuela primaria, tiene una apariencia sutil, más que una escuela, su aspecto se confunde con el conjunto de construcciones características de una de las zonas más antiguas e históricas de la ciudad; “las nueve esquinas”. Se trata de una reducida fachada y una puerta de madera, que continúa con un breve pasillo y un cancel que resguarda el interior del plantel. En seguida, un patio pequeño rodeado de cinco aulas, y luego, otro pasillo que conduce a un segundo patio donde los alumnos disponen de su tiempo libre durante el recreo.
Hay una dirección y una biblioteca equipada con una televisión, video y grabadora, así como un conjunto de baños para niñas, para niños, y un baño asignado para maestros. Además de una pequeña cocina, en donde se preparan los alimentos que durante el recreo consumen los alumnos.
Las aulas son de distintos tamaños, con techos muy altos y buena iluminación, la cantidad de alumnado en cada grupo oscila entre los 20 y 30 alumnos.
Una particularidad respecto a los alumnos de esta escuela, es que más del 50% provienen de colonias de la periferia y todos los días llegan a la escuela en un autobús especial que los padres de familia contratan para su servicio.
Los alumnos provienen de familias de diversa estructura y condición social, madres trabajadoras de tiempo completo, abuelas que tienen el rol de madres, y familias tan extensas en donde abuelos, papá, mamá, sobrinos comparten el espacio, así como familias formadas por personas del mismo sexo. Y en muchos de los casos integrantes de la familia con bajo nivel de escolaridad, primaria en la mayoría de los casos.
En esta escuela, existe el apoyo del programa de desayunos escolares por parte del DIF Guadalajara, (Desarrollo Integral de la Familia.) que consiste en la dotación de leche y galletas integrales, además de una fruta diferente cada semana. Por el que los niños pagan cincuenta centavos.
Los trayectos un poco largos que los alumnos realizan, los obligan a ponerse en pie más temprano que el resto de sus compañeros que viven cerca, además por las condiciones físicas de las colonias a veces sin pavimentos y con calles en pésimo estado, es común que en tiempos de lluvia se presenten más ausencias, y que lleguen con los zapatos llenos de lodo.
La responsabilidad que implica para algunas madres de familia que tienen un trabajo de tiempo completo, impide que sean ellas las que estén al tanto de lo que ocurre con los alumnos, incluso a veces se les ve una vez en todo el ciclo escolar, y es un hermano mayor, o la abuela o abuelo quien está pendiente de esta situación. Incluso, alguna persona externa a la familia que por relaciones de amistad, decide colaborar con el alumno.
Una de las situaciones que inhibe también la colaboración de los padres de familia, es la baja escolaridad; y esto les causa angustia.
En una ocasión una alumna me entregó un recado que decía: Maestra, yo quisiera que le ayudara a mi hija a dividir, porque mi esposo no se acuerda como y yo tampoco y no queremos que la niña repruebe.
Dentro de los tiempos escolares, es indispensable considerar los dedicados a que los alumnos tomen sus alimentos que traen ellos mismos o los desayunos escolares que mencioné anteriormente. En este espacio, participan algunos niños, sirviendo la leche a sus compañeros o repartiendo las frutas y las galletas.
Ciertos alumnos manifiestan sueño en ocasiones, y es que hay quienes tienen que despertar incluso a las seis de la mañana, por la distancia que hay entre sus viviendas y la escuela. Sin embargo, cuando les he preguntado por qué no acuden a una escuela cercana, la respuesta es que no quieren que los menores estén en un salón con cincuenta o hasta sesenta alumnos como ocurre según ellos en las escuelas de la periferia.
Uno de los aspectos que más ha llamado mi atención son las diversas estructuras de familia que encuentro en cada uno de mis alumnos. En una ocasión un niño me dijo: Maestra, yo tengo dos mamás Y yo le dije: ¿Ah tu mamá y tu abuela?, y el insistió, No, tengo dos mamás.
El estaba hablando en realidad de dos personas del mismo sexo, una era su mamá biológica y otra la pareja de su mamá.
A una niña, tras un problema suscitado en el aula, le pedí:
Necesito hablar con tu mamá-, y ella secamente contestó: -No tengo mamá y no sé quien es mi papá. Mi abuela me cuida, y está trabajando. Y al día siguiente, acudió un amigo de la abuelita para establecer los acuerdos y compromisos.
En otra ocasión durante los honores, uno de los alumnos, me dijo acusadoramente, señalando a su compañero; él no está saludando a la bandera; y al preguntarle por qué, me explicó, es que soy de otra religión .
Una situación similar al respecto ocurrió cuando hablábamos en el grupo sobre la celebración del día de muertos, los significados de los altares, los colores y las actividades que a nivel escuela iban a realizarse. Uno de los alumnos se levantó y se acercó para decirme: Maestra, a mí me dan estudio y todo, en mi casa. Siempre vamos a la reunión. Ahora le voy a decir lo que he aprendido del Gran Maestro, estudié que todos los que han muerto, nuestros seres queridos, no se levantan, nunca van al infierno. Los que conocen la palabra de Dios, van a vivir eternamente.
Toda esta serie de situaciones, influyen en la dinámica escolar, pero insisto, la diversidad de las estructuras de las familias de las que provienen los alumnos es el aspecto que más influye en la vida cotidiana del aula; y es también a partir de la estructura de cada familia que los alumnos manifiestan su comportamiento. Es por ello que propongo el reconocimiento de los tipos de familias existentes como un ejercicio vital para entender cómo es que funciona, la familia en la que se inserta el menor, así como el comportamiento personal de cada alumno.
Según el INEGI (Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática) y de acuerdo al Censo General de Población y Vivienda 2000, y el conteo de Población y vivienda 2005; en nuestro país, se han identificado seis modelos diferentes de familia:
La tradicional, compuesta por papá, mamá e hijos, la extendida, en la que se agregan los abuelos. La de padres separados o madres solteras y las de padres separados que forman una relación. Y las de más reciente aparición, las encabezadas por dos personas del mismo sexo y las que comparten un padre al mismo tiempo.
De esta manera tenemos:
Hogares familiares, 91.9%, hogares no familiares, 8%, familia extendida, 23.6%, familia monoparental o unipersonal, 7.5%, familia recompuesta o corresidente .5%, y familias nucleares 68.2%. Estos datos fueron publicados por Mariana Jaime en el artículo Clasifican 6 tipos de familia, periódico Mural, Comunidad página principal con fecha de 13 de mayo de 2007.
Durante enero de 2009, el Colegio de México realizó el seminario “Familias en el siglo XXI, realidades diversas y políticas públicas”, en el que se abordó la situación actual respecto a las políticas públicas y familia; y se presentó la prescripción: “Familias en el siglo XXI declaratoria de la ciudad de México”.

Ante un panorama tan diverso; la tarea de educar, requiere de maestros diferentes, conscientes de que la familia independientemente de la estructura que tenga, es la primera instancia educativa del niño, y es también el espacio en donde construye sus primeros referentes.
Este siglo, exige maestros conscientes de la diversidad de estructuras familiares, sin que ello implique manifestarse a favor de una de ellas, pues como maestro es una figura neutra cuya principal misión es el respeto y conocimiento de la realidad social de cada uno de sus alumnos, pues el factor social es fundamental en el aprendizaje de estos. El principio vigotskiano del carácter social del aprendizaje implica que la cultura, (filogénesis) el entorno, desempeña un papel determinante en el proceso. Debe entonces ser eje de la planeación y práctica educativas.
Uno de los ejercicios que cotidianamente realizo al inicio de cada ciclo; es solicitar a los pequeños que se dibujen y dibujen también a todas las personas que viven con ellos, así como que es lo que hace cada una de las personas. Con el único objetivo de saber con quienes comparte su espacio cada uno de mis alumnos; lo cual confrontado con las entrevistas a los responsables de cada alumno, me ofrece un panorama de las diversas estructuras de familia con las que me encuentro.
Es a partir de ahí que se puede identificar al miembro de la familia más idóneo para establecer los acuerdos de colaboración entre las dos partes, familia y maestro en beneficio del desarrollo del alumno.
Consideraciones finales
El reconocimiento de la dinámica familiar de cada niño, implica también revisar como es que se obtiene el sustento, y qué nivel de escolaridad poseen los miembros. Implica también el profundo respeto por las múltiples creencias religiosas de cada uno de los alumnos, sobre todo si se considera el carácter laico de la educación.
El maestro que se requiere en estos tiempos diversos, es entonces el maestro que supera las visiones institucionales, más no es sencillamente superar las visiones institucionales, sino que las instituciones consideren estas diversidades en los reglamentos en los cuales se establece de manera clara que los padres de familia son los responsables de los alumnos ante la escuela, y es por eso que los reglamentos deben considerar a otras figuras además del papá, la mamá o el tutor para establecer los compromisos necesarios en bien del educando.
La vida cotidiana del aula, implica la convivencia de los alumnos, y el maestro es el indicado para propiciar el encuentro, el diálogo a través del cual los alumnos construyan su propio aprendizaje y establezcan un aprendizaje colaborativo a partir de la inclusión del total de los alumnos cada uno aportando sus propios talentos. Lo que Vigotzki llama zona de desarrollo próximo (ZDP) refiriéndose a las habilidades y conocimientos que el alumno puede exhibir con el apoyo de alguien que tenga el aprendizaje consolidado.
Finalmente, la labor del docente de este siglo requiere el encuentro con especialistas y profesionales de temas de familia y psicología que eventualmente tengan contacto no solamente con los maestros sino con todos los actores dentro de la escuela. Que contribuyan a la comprensión de los comportamientos de los alumnos para su adecuada intervención.
Sencillamente las escuelas, los alumnos del siglo XXI reclaman maestros De este siglo.