miércoles, 27 de enero de 2010

SOBRE LA EDUCACIÓN PÚBLICA Y LA LAICIDAD

En el capítulo XIX, de El Estado laico y sus malquerientes, Carlos Monsivais brinda un panorama general a cerca del carácter laico de la educación pública y de las amenazas a dicha laicidad. Aparecen testimonios importantes debidamente documentados que evidencian la intolerancia de ciertos sectores de la sociedad hacia la educación que proporciona el Estado.
La educación pública, en su carácter de laica es un instrumento de movilidad social; el laicismo permite acercarse a cada detalle, de manera más libre posible y en esta nación de globalidad, diversa y multireligiosa, la escuela no puede ser otra cosa que laica.
Si bien es cierto, la escuela pública es presa de constantes ataques respecto a su capacidad formativa, al desempeño de sus profesores, a la calidad "moral" de sus asistentes. Estos asistentes, niños y niñas, representan al menos el 90 por ciento del alumnado. De los que sólo una pequeña parte logrará tal vez integrarse a la clase gobernante. Que decir de los 2 millones de mexicanos que según informe de la UNESCO (2010) se encuentran en "indigencia educativa", población que a pesar de tener la edad, nunca han asistido a la escuela.
La escuela Pública es vigilada constantemente y los libros de texto por ejemplo, son observados inquisitoriamente por representantes de otros sectores de la sociedad en su calidad de "entes morales". Aunque estos tengan ya sus propios espacios y "zona libre" a través de las escuelas privadas que abiertamente profesan y difunden sus preferencias religiosas.
Las instituciones públicas han de ser laicas, no es posible continuar con la pasarela de funcionarios y representantes del poder público que se exhiben en actos y manifestaciones religiosas.
La escuela, insisto en su carácter de pública ha de ser laica.
Me pregunto: "Qué son las "buenas" costumbres?